▷ Salmo 40

Salmo 40 El Señor se inclinó a mí y escuchó mi grito 2. Yo esperaba impacientemente al Señor; él se inclinó a mí y escuchó mi clamor. 3 . Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa. Asentó mis pies sobre una roca, afianzó mis piernas. 4. Me puso en la boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo se sobrecogieron y confiaron en el Señor. 5. ¡Feliz el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no se va con los idólatras que se extravían con engaños! 6. ¡Cuántas maravillas has hecho tú, Señor Dios mío, cuántos planes en favor nuestro!; ¡eres incomparable! Quisiera anunciarlos, pregonarlos, pero superan todo número. 7. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas; me has abierto el oído; no pides holocaustos ni víctimas 8. entonces yo digo: aquí estoy, como en el libro está escrito de mí. 9. Deseo cumplir tu voluntad, Dios mío, llevo tu enseñanza en mis entraña...