Salmo 40
El Señor se inclinó a mí y escuchó mi grito
2.
Yo esperaba impacientemente al Señor; él se inclinó a mí y escuchó mi clamor.
3.
Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa. Asentó mis pies sobre una roca,
afianzó mis piernas.
4.
Me puso en la boca un cántico nuevo, una alabanza a nuestro Dios. Muchos al verlo se
sobrecogieron y confiaron en el Señor.
5.
¡Feliz el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no se va con los
idólatras que se extravían con engaños!
6.
¡Cuántas maravillas has hecho tú, Señor Dios mío, cuántos planes en favor nuestro!; ¡eres
incomparable! Quisiera anunciarlos, pregonarlos, pero superan
todo número.
7.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas; me has abierto el oído; no pides holocaustos ni
víctimas
8.
entonces yo digo: aquí estoy, como en el libro está escrito de mí.
9.
Deseo cumplir tu voluntad, Dios mío, llevo tu enseñanza en mis entrañas.
10.
He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea, no, no he cerrado los labios, Señor, tú
lo sabes.
11.
No he escondido en el pecho tu justicia, he anunciado tu fidelidad y tu salvación, no he
ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea.
12.
Tú, Señor, no reprimas tu ternura hacia mí, que tu amor y fidelidad me guarden siempre,
13.
porque me rodean innumerables desgracias, mis culpas me dan caza y no puedo huir; son más
que los pelos de la cabeza y me va faltando el coraje.
14.
¡Señor, dígnate librarme,
date prisa, Señor, en socorrerme!
15.
Queden avergonzados y confundidos los que me persiguen a muerte, retrocedan y queden
abochornados los que desean mi daño.
16.
Queden corridos de vergüenza los que se carcajean de mí.
17.
Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan. Digan siempre: Grande es el Señor, los
que anhelan tu salvación.
18.
Yo soy un pobre desgraciado, pero el Señor piensa en mí. Tú eres mi ayuda y mi
salvador, ¡Dios mío, no tardes!
▷ Salmo 40
Reviewed by Manuel
on
octubre 08, 2017
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